Alergias

Esta mañana he ido a que la alergóloga me pusiera la primera vacuna de la tanda de este año. Es increible como el ser humano, una vez empieza, no para de desarrollar nuevas alergias.

Hacía ya varios años que había dejado de vacunarme y parecía que me mantenía a raya con los antiestamínicos, siempre y cuando no me acerque a un gato o a una casa con gato (los perros parece que mientras no los toque, los tolero mejor), pero hace un par de años me puse tremenda a finales de mayo-principios de junio, pues las gramíneas son mi fuerte, aunque tenga también alergia a otros miles de pólenes (sin ir más lejos, las arizónicas me dan la lata en invierno, para no privarme de nada y tal).

Así que el año pasado, como que no me podía arriesgar a estar del mismo modo el día de la boda, volví a vacunarme. Pues bien, lo normal es que no hubiera tenido ningún problema, pero a partir del segundo botecito empecé a tener cada vez más reacciones, que en el tercero ya fueron estupendas, ni repitiendo dosis ni nada...

Mi pobre practicante sufrió mis iras porque pensé que me había pinchado mal, pero la semana siguiente me pinchó mi cuñada que es enfermera y la reacción fue la misma. Así que este año prometo no protestarle a mi practicante de lujo a domicilio (mi queridísimo marido).

Esta vez me han mandado una vacuna más suavecita y me han bajado incluso las dosis prescritas, así que a ver si me porto bien... y no monto ningún numerito.